Renata Ruiz “Ren”
38 años, Skate Profesional
Texto por Dalia Souza
Fotografía @elleondemaria
Ilustración por Alejandra Artiga | @loopartdesign
Renata Ruiz, “Ren” como le conocen entre las rampas, rieles y barandales de los skateparks de Guadalajara, es pionera en la escena del skateboarding en Jalisco. Su pedalear inició hace 22 años, cuando siendo una adolescente y contra toda expectativa familiar, tomó prestada la patineta de su primo para comenzar a andar por las calles de su barrio al norte de Zapopan.
Se nombra persona no binarie y pansexual como un posicionamiento político, pues reconoce que al manifestarlo quedan al descubierto las discriminaciones que como mujer y patinadora ha vivido. Por estas razones, sus convicciones permanecen ancladas al activismo LGBTTTIQ+ y al feminismo. Hace algunos años decidió combinar estas militancias con su pasión por la patineta y su profesión como psicóloga, así nació psique skate.
“Psiq sk8”, es el nombre que dio a su proyecto personal como skater, donde ofrece talleres y clases de skateboarding a mujeres de todas las edades y personas con discapacidad. Desde un enfoque psicosocial del deporte pretende que estos espacios de entrenamiento sean también lugares para la reflexión colectiva, capaces de cuestionar las lógicas exclusivamente competitivas, excluyentes e, incluso, machistas y misóginas que rodean a quienes son profesionales de la patineta.
Ella, su pronombre elegido, ganó su primera competencia a los 14 años, sin embargo, ocupar un lugar en la escena y la industria del skateboarding en Jalisco y México le ha implicado sortear violencias de género, romper con estereotipos, autogestionar sus propios espacios y demostrar casi cotidianamente quién es junto a su patineta, ya sea en una pista, en una competencia o en las calles cuando saca a pasear a Vago, su pitbull.
“Seguí mi corazón y lo hice, esa fue la decisión que siempre tomé” dice Ren, mientras enlista todas las circunstancias que, a lo largo de su adolescencia y juventud, intentaron llevarla a abandonar su sueño de patinar; pero esa “rampa cuesta arriba” nunca la detuvo.
Esa sensación en su pecho que se conjuga con la adrenalina y la euforia que siente cuando se sube a su patineta nunca fue tan peligrosa como aquella vez que decidió seguir su sueño: patinar con las mejores y viajar por el mundo. Tenía menos de 20 años cuando pausó sus estudios universitarios y decidió viajar a Canadá. No fue sencillo, narra, su familia creía que eso “no la llevaría a ningún lado”. Se equivocaron. Ahí conoció a Skirtboarders un grupo autogestivo de mujeres jóvenes patinadoras originarias de Montreal, quienes la invitaron a formar parte de su equipo y la llevaron a ganar su primera competencia internacional en 2006, durante el Chick Flip Out en aquel país.
Anne-Sophie, Éloïse, Frédérique, Julie y Rébecca fueron sus maestras y compañeras, viajaron juntas por Canadá, Suecia y México, donde ella fue su anfitriona y encargada de gestionar una de las primeras competencias femeniles de skaters en el país.
“Lo que yo hice fue riesgoso, dejar la escuela para seguir mi sueño… pero fue porque no había muchas posibilidades como morra”, afirma.
Ren, desde su trinchera lucha todos los días para ninguna otra niña, adolescente o mujer tenga que tomar decisiones tan “riesgosas” para cumplir sus sueños como deportistas, para que no tengan que elegir entre ir a la escuela y entrenar con las mejores del mundo como ella lo hizo; para que no tengan que rogar a sus padres por una patineta, para que las canchas y las rampas no sólo sean lugares para “hombres” que “patinan como hombres” y para romper las brechas de género que todavía atraviesan la industria del skate.
Pareciera que “patinar como niña” nunca fue tan fácil. Renata asegura que el reconocimiento del skateboarding como un deporte olímpico, así como el movimiento feminista y de mujeres dentro de este ámbito, ha favorecido que niñas de 13 años ahora sean ganadoras del mundo, pero, sobre todo, que no tengan que ir en contra éste para patinar.