Dafne Navarro, 26 años.
Gimnasta Olímpica.
Por Adriana Navarro
Ilustración por: Mariana Robles | @brava_mx_
Cuando una voltea al cielo, Dafne Navarro se suspende en lo alto, emprende la belleza de los giros, su figura se extiende bellamente en el horizonte, se alinea, cae al trampolín y comienza su vuelo otra vez.
Dafne figura entre las ocho mejores gimnastas de trampolín en el mundo. Fue la primera mexicana en clasificar en unos Juegos Olímpicos en la prueba individual en ese deporte. Ha ganado decenas de medallas en competencias nacionales e internacionales. Obtuvo plata en los Juegos Panamericanos de Canadá; bronce en los de Perú; bronce en el Panamericano de Brasil, y oro en los Centroamericanos.
Cuando Dafne tenía nueve años, su mamá la convenció de entrenar gimnasia artística, dos años después cambió a gimnasia de trampolín: “Sentí que ese deporte iba más conmigo. No sentía miedo a nada, me decían aviéntate un mortal y lo hacía”.
De niña, Dafne veía entrenar a las atletas más grandes y como ellas, quería ir a las competencias mundiales. A los 13 años, lo logró, representó a México en el Mundial de Rusia: “Estar allá, me abrió los ojos al mundo del trampolín, veía a las demás niñas de mi edad haciendo pruebas muy difíciles, ejemplos que me hicieron crecer y soñar en grande. Me convencí, quería hacer esto toda la vida”.
Participó en diversas competencias mundiales celebradas en Francia, Inglaterra, y Bulgaria. Los Juegos Panamericanos de 2015 de Toronto fueron parteaguas en su carrera: “Estaba en la categoría elite senior, era mi primer evento de mayores, el estadio estaba llenísimo, me sentía muy nerviosa, las dos favoritas eran canadienses, pero ese día algo cambió en mí, me dije: tranquilízate y disfruta. Mi expectativa era quedar en sexto lugar, pero quedé en segundo. Maduré como deportista y desde ahí, creí en mí”.
En 2018, estuvo tres meses en un campamento de entrenamiento en Canadá que le permitió mejorar su técnica; ese año ganó oro en los Centroamericanos, y además hizo historia para México al obtener el bronce en la prueba de sincronizado junto a Melissa Flores, en el Mundial de Rusia.
Su perseverancia y talento la llevaron a los Juegos Olímpicos de Tokio, a pesar de que la gimnasia de trampolín es un deporte nuevo en México muy distinto a otros países europeos y asiáticos que tienen una larga historia en esa disciplina. Además, logró superar cada una de las dificultades, desde la falta de recursos económicos hasta de espacios para entrenar a consecuencia de la pandemia: “Tokio fue una experiencia increíble que nunca olvidaré, pues sabía que estaba cumpliendo el sueño que tienen todos los atletas”.
Su fortaleza mental, su gratitud y generosidad han sido clave para salir adelante en momentos de intensa presión. “Escucho música, visualizo mi rutina, hago respiraciones, y medito cinco minutos antes de entrar a las competencias. Al saltar estoy completamente concentrada, no escucho nada, y la rutina sale en modo automático. Pero, no sólo necesitas talento, también constancia, y apoyo de quienes creen en ti, tener humildad y nunca sentirte mejor que nadie”.
Dafne nació en Guadalajara, un 30 de enero de 1996, es licenciada en homeopatía, y tiene un diplomado en pilates. Le encantaría ser entrenadora, tener su propia academia para niñas y niños, continuar viajando y seguir siendo jueza en competencias pues ha tomado cursos internacionales para serlo.
Su mayor orgullo es ser inspiración de muchas niñas, mostrarles que pueden romper barreras y creer en ellas mismas, pues para Dafne la gimnasia de trampolín significa “adrenalina, flotar un segundo en el aire, sentir el vuelo, percibir el viento, controlar el cuerpo y planear donde que caer”.