Valeria Caravantes Párraga, 17 años, tocho bandera
Por Ximena Torres / @ximena_tra
Ilustración por: Diana Vega | @diana.mandarina
“Al entrar al campo cambia mi chip. Si tengo un día malo o pesado, me despejo con el tocho”. Ese es el sentimiento que a Valeria Párraga, o Párraga, como le dicen sus compañeras, más le gusta de practicar deporte. Juega tocho bandera o tochito desde los diez años gracias a la invitación de una amiga de su mamá al equipo al que hasta ahora forma parte.
De niña Valeria bailó, nadó, hizo taekwondo y hasta estuvo en una brigada militarizada. Fue ahí donde se dio cuenta de que la velocidad era uno de sus talentos y tomó el papel de rush en los encuentros de tochito: la primera encargada de defender y quitarle la bandera a las lanzadoras del equipo contrario.
Y no solo eso, Párraga también es backer para cubrir a las corredoras adversarias. En el ataque, es la receptora y corredora que marca touchdowns.
Su versatilidad la ha hecho destacar entre sus compañeros. Cuando inició a jugar su equipo estaba conformado principalmente por niños. Luego hubo algunos cambios y el mismo equipo se llenó de jóvenes que estudiaban en la preparatoria y Valeria, que todavía cursaba la primaria. Eso nunca la detuvo para viajar a competencias o para ser reconocida. Tenía 11 años la primera vez que ganó un trofeo por ser la mejor rush.
Siguió con el mismo entrenador y en el mismo equipo, las Ravens, y a los 16 la llamaron para jugar con la Selección Jalisco. De nuevo, estaba con mujeres mayores que ella porque la categoría era libre. Esa fue la competencia en la que más se ha sentido comprometida y también premiada.
“Ya habían dicho que iban a dar trofeos de MVP (jugadora más valiosa por sus siglas en inglés) para ese torneo. Dije, voy a hacer todo lo que pueda, todo para ganarme ese trofeo”, recuerda Párraga. Así fue. Por sólo dos puntos de diferencia la reconocieron por ser la mejor competidora.
Resultó que en ese torneo había reclutadores de la Selección Mexicana femenil de Flag Football. Después de la competencia contactaron a Valeria para decirle que estaba preseleccionada para representar a su país. “Wow, sí estoy haciendo bien las cosas”, pensó ella.
Tristemente no pudo avanzar mucho más. Los seleccionadores no sabían que Párraga tenía 17 años y cuando lo descubrieron le dijeron que no podían llevar a una menor de edad a competir. “La verdad sí me agüité porque estaba dando todo. Podrían darme la oportunidad y yo haría todo para quedar”.
Esa era la actitud audaz que tenía a pesar de lo que la selección implicaba. Tenía que viajar a la Ciudad de México cada dos semanas para entrenar. Su mamá y ella organizaron una rifa para sacar el dinero que necesitaba para el viaje, la comida, el hotel y el transporte.
El tema económico es un reto cada temporada y cada torneo para Valeria y su familia. “No hay mucho apoyo al tocho porque no es un deporte muy reconocido”, cuenta. Ella y algunas de sus compañeras han desarrollado estrategias para juntar el dinero. Hacen rifas, van a botear en los semáforos y ella inició un negocio de pulseras, collares y bisutería hecha a mano.
A los 17 Párraga no pudo estar con la Selección Mexicana, pero aún la convocan para el equipo de las mejores de Jalisco. Entre sus sueños más grandes está “volver a quedar en la selección nacional siendo mayor de edad, para ahora sí poder dar todo de mí y quedar. Deseo saber que soy una de las mejores y que estoy representando a mi país”.
Su inspiración la encuentra en su tío skateboarder, Omar Párraga. Quiere ser reconocida como él, pero en un deporte diferente. Así espera que su familia, que siempre la ha apoyado, se sienta orgullosa de ella. “Quiero ser de las mejores siempre, porque a eso se viene aquí”.
Invita a todas las mujeres a practicar deportes porque eso “te cambia, te hace una mentalidad de superviviente”. También, porque a ella el tocho la ha llevado a conocer a muchas amistades que nunca pensó tener. Como con su coach, que después de siete años de acompañamiento ahora es como su familia.
