Tania Núñez,
22 años, golfista universitaria.
Por Goretti Hernández
Ilustración: Mariana Robles
Cuando Tania Núñez tenía 9 años y comenzó a practicar golf, algunos de sus entrenadores no creían en ella porque no había entrado al deporte en una edad temprana, esto nunca la desmotivó, al contrario, se sintió más animada para demostrar que podía hacerlo.
Hoy a sus 22 años, lo que la inspira a seguir jugando, es darse cuenta de que hay muchas mujeres mexicanas intentando hacerse profesionales en este deporte.
Ella juega como parte del equipo de golf en University of Central Arkansas, donde estudió la licenciatura en Relaciones Públicas y cursará también su maestría en Negocios. Lo que más le gusta del deporte, además de la versatilidad en los campos de juego, es que puede seguir en la competencia mientras tiene la oportunidad de conocer a otras personas, pues no necesita haberse terminado el torneo en el que compite para generar una amistad que puede durar muchísimo tiempo.
Sin embargo, ha habido momentos en su carrera en los que ha debido enfrentarse a comentarios de personas que no creían en ella por ser mujer. Esta brecha de género la ha llevado también a darse cuenta de la falta de igualdad de presupuestos que existe para los torneos, pues hay veces que a los hombres se les destina casi el doble.
La situación se vuelve indignante cuando, por ejemplo, al ganar un torneo, el dinero de la premiación solo alcanzaría para la inscripción y los viáticos del siguiente, haciendo que sea casi imposible vivir de este deporte.
Otra diferencia que Tania encuentra con el golf varonil es que este sí recibe una atención considerable si se compara con el femenil, esto es notorio desde la representación televisiva que obtienen los hombres. En las redes sociales de su universidad, ella se da cuenta que les dan mucho espacio a los deportes varoniles, y siente feo porque hay ocasiones en las que, aunque gane un torneo, esto no recibe ninguna mención. Incluso teniendo el nombre de la escuela, la falta de representación hace que su público siga siendo pequeño.
Para jugar en el nivel que Tania lo hace, ella ha aprendido a tener un balance a la hora de sacrificar algunas cosas en su vida personal, como salidas con amigas u otros eventos cuando se cruzan con entrenamientos o torneos, pero tiene en claro qué la lleva a seguir en el deporte: El amor que siente por el golf, pues hasta ahora este sentir es lo que la ha llevado a tener en cuenta la posibilidad de convertirse en profesional. No obstante, antes de tomar ese camino se tomará el tiempo que dura su maestría para decidir cuál es el camino que desea tomar.
Uno de sus mayores incentivos para seguir jugando han sido los roles de mujeres trabajadoras presentes en su vida, como su mamá, quien ha hecho muchos sacrificios para ayudarla a progresar en el golf. Otro de sus ejemplos a seguir también es Lorena Ochoa, una mujer mexicana reconocida en el golf femenil que creció tanto como le gustaría hacerlo a ella.
Para Tania, es importante que las futuras deportistas entiendan que fallar no es algo necesariamente malo, lo importante es levantarse porque el “hoyo en uno” sólo puede lograrse cuando se está dispuesta a superar los fallos y errores que pueden darse en este deporte de alta precisión.