Alondra Jaime,
23 años, entrenadora de natación y jugadora universitaria de rugby.
Por Goretti Hernández
Ilustración por: Alejandra Artiga | @loopartdesign
Lo que Alondra Jaime admira más del rugby es que se juega de acuerdo con los valores que lo caracterizan que son: la integridad, la pasión, la solidaridad, la disciplina y el respeto, pues estos engloban un deporte que, dentro de la cancha es muy intenso, pero cuando sales te da la oportunidad de confraternizar con todas las jugadoras, y así crear una comunidad.
A sus 23 años de edad, es maestra de natación en una casa hogar y pertenece a la Legión de Cuervos Rugby Club. Su historia con este deporte comienza con la curiosidad por intentar algo nuevo.
Esto ocurrió, a finales de 2017, en la Universidad de Guadalajara donde abrieron un taller de rugby mixto en el área de Cultura Física y Deportes.
Antes de comenzar en el rugby, Alondra practicó dos deportes individuales: natación y atletismo; por ello, uno de sus mayores retos para dedicarse al rugby, fue la adaptación a un deporte que se juega en equipo. Al inicio, ella estaba interesada en el equipo de tochito por la relación que tenía con el fútbol americano, pues no tenía idea de qué trataba el rugby, pero decidió intentarlo.
Para Alondra, su momento favorito del rugby es uno conocido como “tercer tiempo”, en el que las integrantes de los equipos que participan en el partido tienen una convivencia al final de éste, ahí es donde logran que la relación en el deporte sea muy cercana; es decir, que todas lleguen a conocerse entre todas.
Siendo una mujer en el rugby, Alondra ha notado una gran falta de apoyo, visibilidad e incluso inversión hacia los equipos deportivos femeniles en comparación con los varoniles.
Recuerda mucho una ocasión, en 2018, cuando su equipo universitario iba a competir a nivel nacional, pero un día antes del partido aún no tenían sus uniformes listos y la escuela les dijo que podían usar los que habían sobrado del equipo de voleibol varonil. Esos uniformes estaban sucios y, por supuesto, no eran de sus tallas. Esto las dejó con una sensación de que la universidad a ellas no les estaba echando la mano.
Pese a esta desigualdad de género, ella apostó por el rugby para demostrar en la cancha a su universidad lo mucho que valían como deportistas. En lo personal, ella se demostró a sí misma que tenía un buen nivel de juego, así lo mostró en el Torneo Nacional Femenil X’s 2022, ahí dejó de someterse al “síndrome de la impostora” y supo que tenía un buen nivel de juego, no sólo en comparación con sus compañeras, sino también con el equipo varonil.
Sus mayores ejemplos del rugby son Karina Landeros y Alessandra Bender, quienes forman parte de su actual equipo. También le tiene mucho respeto a Ángel Amezola, quien fue su entrenador en la universidad y siempre mostró una gran sensibilidad dirigiendo al equipo femenil.
Algo que Alondra aconseja a niñas, adolescentes y mujeres interesadas en el rugby es que dejen que les gane la curiosidad de intentarlo y que no tengan miedo de convencerse de que sí pueden practicar un deporte que, en efecto, es de mucho contacto, pero del cual siempre saldrán empoderadas.