Por Aletse Torres
Ilustración por: Alejandra Artiga | @loopartdesign
Desde su niñez, Eleni practicó natación, fútbol, voley y danza, pero nada llenó sus expectativas, pero todo cambió cuando vio un juego de básquetbol: “Tenía 10 años cuando comencé a jugar, me acuerdo que el bote del balón me llamó la atención”.
Fue entonces que Eleni se adentra al mundo del básquetbol, deporte del cual se enamoró. Cuando estaba en la cancha, lo que más disfrutaba era lanzar el balón, pasarlo entre sus piernas, botarlo con ritmo y lanzar al aro con la esperanza de anotar.
En 2008, jugó en la Liga Mexicana de Baloncesto Profesional Femenil, todo un logro: “Me acuerdo que no me dejaban entrar a ningún equipo, pensaban que no les iba a entender porque ellos eran oyentes y yo soy sorda”.
Eleni jugó en la Selección Estatal de Jalisco y el equipo “Eagles” en Georgia, Estado Unidos.
Conforme pasó el tiempo adquirió más experiencia, pero también notó la falta de inclusión a la comunidad sorda en los espacios deportivos.
Ella nació sorda, sus padres son oyentes, pero nunca se ha acostumbrado a ser excluida en la escuela, familia, amigos o trabajo. Y en el deporte, no fue diferente: “Casi no hay jugadores sordos y menos si no hay nadie que les explique. Nos hacen a un lado”.
En un futuro, Eleni espera que tanto personas sordas como oyentes “jueguen como equipo”.